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René Francisco Castro Salazar
12/12/2016 - 18:09

Desde las tierras altas a nuestras mesas

Desde las alturas del Himalaya en la India, donde cultivan el arroz morado hasta las cumbres bolivianas de donde son originarias las semillas de amaranto negro, altas en proteínas; son algunos ejemplos de productos de montaña que no solamente tienen un alto valor nutricional, sino que son fruto de una milenaria interacción entre productores locales, culturas tradicionales y ambientes de montaña.

Desde las alturas del Himalaya en la India, donde cultivan el arroz morado hasta las cumbres bolivianas de donde son originarias las semillas de amaranto negro, altas en proteínas; son algunos ejemplos de productos de montaña que no solamente tienen un alto valor nutricional, sino que son fruto de una milenaria interacción entre productores locales, culturas tradicionales y ambientes de montaña.

Estos alimentos de alta calidad son casi desconocidos fuera de las regiones en que se producen ya que aún no han llegado a los mercados y consumidores internacionales como la quínoa de Suramérica o el café Kopi Luwak de Indonesia. Llevar estos alimentos a las mesas de todo el mundo favorece tanto a los consumidores como a los productores.

En las zonas montañosas de los países en desarrollo, la pobreza y la marginación son altas y la seguridad alimentaria de una de cada tres personas que habitan estos lugares está en peligro. La producción agrícola en la montaña es a pequeña escala y no puede competir con la producción intensiva de las tierras bajas. A menudo, los productores de montaña reciben sólo una pequeña fracción del precio final de sus productos debido a los altos costos de transporte y los muchos intermediarios.

Generar nuevos canales de negocio para los productos de montaña pueden conducir a una mejora concreta en la calidad de vida de estas poblaciones, entre las más pobres del mundo. Por ello, La Alianza para las Montañas, la FAO, Slow Food y la Cooperación Italiana para el Desarrollo están valorizando estos productos de montaña a través de la etiqueta “Producto de la Alianza para las Montañas”.

Esta etiqueta garantiza a los compradores que los productos provienen y se procesan principalmente en las montañas, a pequeña escala y respetando el medio ambiente y las tradiciones locales, y productores de seis países de América Latina y el Caribe han contactado a la Alianza para las Montañas para pedir ser reconocidos con ella.

Los quesos Achocalla y roca de Illimani del altiplano boliviano son producidos por una microempresa compuesta por mujeres, quienes aplican un modelo de negocios eco-social orientado al cuidado del medioambiente y al bienestar de las comunidades agrícolas; otro producto que busca ser parte de esta iniciativa es el muesli hecho con semillas de amaranto negro, una variedad autóctona de alto valor nutricional que aún no ha sido comercializada, siendo relegada al consumo doméstico.

Alrededor del mundo los agricultores de montaña no sólo dan de comer a sus comunidades, sino que también protegen los bosques, el suelo y el agua. De hecho, las montañas son la fuente de la mayoría del agua potable en el mundo, y albergan una importante biodiversidad que incluye cultivos resistentes que nos pueden ayudar a enfrentar el cambio climático.

El 11 de diciembre de cada año se celebra el Día Internacional de las Montañas, para reconocer y apreciar el aporte de las montañas al bienestar de todos y para recordar la variedad y la riqueza de las culturas de montaña, donde las vidas de los agricultores están entrelazadas con la tierra, los bosques y el agua.

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